7.12.07

El salto a los Pirineos...

En el año 92 mi hermano Antonio vivía en el sur de Francia, daba clases de español en un colegio de un pueblecito llamado Lectoure. En el mes de abril unos compañeros de aquel colegio vinieron a visitarnos a Sevilla para ver la Expo. Cuando decidieron volver a Francia me propusieron ir con ellos para darle una sorpresa a mi hermano, al que no veía desde hacía bastantes meses. El primer día de viaje lo terminamos en Calatayud. Al día siguiente reemprendimos la marcha y a las pocas horas estábamos entrando en el Pirineo... Mi primera sorpresa fue la Peña Montañesa, encima de Ainsa. Me impresionó la verticalidad de su cara oeste sobre el valle del Cinca. Luego, mis amigos decidieron llevarme al Circo de Pineta recorriendo primero el valle del mismo nombre. Yo estaba impactado al ver tantas montañas de tal magnitud. Aquel mismo día por la tarde llegamos a Lectoure y le dimos una gran sorpresa a mi hermano. Fue muy emotivo.
Al regresar a Sevilla tenía la sensación de que volvería pronto a aquellas montañas.
Aquel mismo verano hicimos el primer gran viaje a los Pirineos...
Comenzamos en Aigües Tortes, donde ascendimos al Pic de Portarro de Spot, luego fuimos al Valle de Benasque y ascendimos al Aneto que con 3404 metros es el techo de la cordillera. Después fuimos al valle de Ordesa y ascendimos al Monte Perdido.
Fue una magnífica toma de contacto.
Desde entonces, casi todos los veranos nos vamos a pasar las vacaciones al Valle de Benasque.
Creo ni en toda una vida haciendo excursiones por este valle llagaría a conocerlo completamente.
Le llaman el valle escondido pues es uno de los últimos en ser accesible. El mejor acceso desde el norte (Francia) es por el Portillón de Benasque, un collado de cierta altitud que era lugar de paso para los maltrechos viajeros que subían desde Luchon.
Por el sur, la única entrada era por el Congosto de Ventamillo que comenzó a ser transitado cuando se construyó una acequia para cuya elaboración tuvieron que habilitar un camino "colgado" de la pared. Este camino primero fue usado para ese fin, luego, viendo que era la única vía de acceso desde el sur, comenzaron a cobrar peaje para quien lo quisiera usar. Con el tiempo, aquel carril fue asfaltado y adecuado para el paso de vehículos de mayor tamaño convirtiéndose en la espectacular carretera que hoy es el acceso principal al Valle de Benasque.




El Aneto, techo del Pirineo y objetivo de aquel primer viaje. Foto tomada desde la cumbre de la Maladeta




Congosto de Ventamillo



Bajando del Salbaguardia por el sentero del Portillón


El pico Salbaguardia junto al Portillón de Benasque




La Forcanada, cerrando el valle en su extremo este



Monte perdido


Monte Perdido... Una mágica cumbre del Pirineo en la que hemos vivido momentos dificiles de olvidar. Desde aquella primera ascensión en el año 92 hasta hoy hemos realizado diferentes rutas por sus bellísimos senderos. Esta montaña está centrada en un triángulo mítico. Gavarnie, Pineta y Ordesa. Tres de los lugares más espectaculares de la cordillera. Desde su cumbre, situada a 3355 metros de altitud, la vista es grandiosa...


La ruta normal del Perdido asciende desde el Puente de los Alemanes en el Valle de Ordesa, recorriéndolo hasta su cabecera en el Circo de soaso. En este tramo el río Arazas nos deleita con sus cascadas y pozas. Las gradas de Soaso (pozas formadas por el escalonamiento de los estratos de la roca) incitan al descanso. Una vez allí se remontan las Clavijas de Soaso ( un conjunto de cables y cadenas que aseguran el paso por una pared de un centenar de metros) para acceder a unas praderas ya cercanas al refugio de Góriz, punto obligado para descansar en la dura ascensión. Desde allí el sendero no es tan evidente pero no por ello es complicado. Un sinfín de pedregales nos llevan al lago helado. Desde allí ya se ve la cumbre... pero desanima ver la pendiente del último tramo de la ascensión, la famosa Canal... y desde allí a la cima.


En varias ocasiones hemos estado en su cumbre, pero sin duda la ascensión que mas me ha impresionado ha sido la del verano del 2004. Teníamos nuestra tienda montada en el valle de Pineta y nos quedaban dos días para volver a Sevilla. Por la inclemencias del tiempo se nos pasaron las vacaciones y no pudimos disfrutar de alguna de las grandes rutas de esta cordillera y , la verdad, necesitaba quitarme la espinita e intentar hacer alguna ascensión poder deleitarme con el paisaje desde alguna gran cumbre...¿gran cumbre? pues lo tenía fácil. Monte perdido estaba en el límite de lo que podemos llamar excursiones de un día. Desde nuestro campamento, lo normal es ascender en dos jornadas de las que no disponía. ¿Y si lo intentaba en una?...Era un autentico reto pues son 220o metros de desnivel, con parte de la ascensión por una zona que no conocía de noche con la única compañía de mi linterna frontal. Luego la escalada del muro de la base del glaciar, la travesía por el mismo, el paso por el Cuello del Cilindro, rappel al Lago Helado y por último (si me quedaban fuerzas) la subida de la durísima canal hasta la cumbre.... Pues si, un reto.


Todo comenzó a las cuatro de la mañana con dos platos de spaguetti que me preparó mi sufrida Carmen con todo el cariño. Luego una oscuridad absoluta fuera de la tienda que desanimaba al más valiente. Al poco de comenzar la marcha por en "tenebroso" hayedo un ruido a mi derecha me daba a entender que no estaba solo. La luz de mi linterna no daba para largas distancias y no lograba ver de que era lo que sonaba... seguí caminando y una de las veces que levanté la vista para ver si iba por el camino correcto... un pedazo de jabalí parado en medio del camino. Me quedé clavado en el sitio. Era una imagen que no se me olvidará, aquel enorme animal que salió de la absoluta oscuridad. Parado a unos cinco metros de mi me miraba sin moverse. Yo tuve un acto reflejo que fue comenzar a dar golpes con los bastones en el suelo y pegar un grito, no se si para asustarlo o por el miedo que tenía. La cosa es que el animal, con toda la tranquilidad del mundo, comenzó a moverse hacia el otro lado del camino, y desapareció en aquel bosque tan cerrado y oscuro...
Dios mio, acababa de empezar y ya tenía una batallita para contar...

Con la linterna, y un poco de intuición, llegué al punto donde comienza el sendero, que tras ascender mil metros de desnivel, me llevaría al Balcón de Pineta. Éste sendero es, al comienzo ancho y bien marcado, para luego comenzar a estrecharse y difuminarse, hasta el punto de perderse entre los numerosos pedregales, bajo la sombra de la cerrada noche que me acompañaba. En varias ocasiones tuve que retroceder sobre mis pasos buscando las trazas del buen camino que constantemente jugaba con mi sentido de la orientación. Poco a poco comenzó a vislumbrarse en el horizonte una tenue luz. El amanecer prometía ser grandioso. Yo sentía que las luces de la mañana me compensarían por la dureza de la marcha nocturna que se estaba terminando. En una de las paradas de descanso, mientras bebía un poco de agua, note unos movimientos cerca de mí... ¿otro jabalí? no podía ser a esa altitud. Me giré y tenía frente a mí un grupo de sarrios que se movían tranquilos desplazándose hacia el norte. No se asustaron por mi presencia. Los estuve contemplando un buen rato mientras ellos pacían. Se me fue el santo al cielo. Decidí reanudar la marcha y al girarme hacia atrás vi el primer rayo de sol del día...

A pesar de la dificultades que me quedaban por superar en la ascensión, como las cuerdas fijas, el glaciar, el rappel al lago helado (que podría haber sorteado por un sendero que desconocía) y la durísima canal, las sensaciones de la marcha durante la noche, el amanecer y la llegada a la cumbre fueron los mejores momentos de aquel fantástico día...

Al llegar al Balcón de Pineta lo primero que se ve es esto...

El glaciar del Perdido, a pesar de la regresión, sigue siendo espectacular



En días así andar por el hielo es una gozada

La imponente cara norte del Cilindro

Los retorcidos estratos del Cilindro en su cara este


El tramo final del Monte Perdido con el Lago Helado y la canal

Vista desde la cumbre del Perdido con el Cilindro en primer plano y el Vignemale al fondo a la izquierda

En la cumbre después de ascender la vertiente norte por el Glaciar desde el valle de Pineta...2200 metros de desnivel¡¡¡¡¡¡¡

Increible aquella subida...pero ahora había que volver a casa

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo compañero, como ves soy fiel seguidor de tu blog, me he quedao impresionao, yo quiero ir alli, cuando mi renacuajo sea un poco más grande, tengo que ir por aquellos valles, que si en las fotos y videos impresionan, alli tiene que ser la leche. Espero que algunas vacaciones coincidamos y disfrutemos de aquellos valles. Continuara...........

Jorge dijo...

Hola Luis, pues tu blog tampoco esta nada mal, hay muchas fotos espectaculares.

Saludos y a seguir disfrutando de la montaña.

Sonia dijo...

Esta zona del pirineo reconozco que es una de mis debilidades ...es un lugar que no deja indiferente a nadie.

Me gusta mucho como explicas tus aventuras...te enlazo en el mio así podre seguirte.

Enhorabuena por el blog.

Un saludo